Lanzándose desde una cima, un águila arrebató a un corderito.
La vio un cuervo y tratando de imitar al águila, se lanzó sobre una oveja, pero con tan mal conocimiento en el arte que sus garras se enredaron en la lana, y batiendo al máximo sus alas no logró soltarse.
Viendo el pastor lo que sucedía, agarró al cuervo, y cortando las puntas de sus alas, se lo llevó a sus niños.
Le preguntaron sus hijos acerca de qué clase de ave era aquella, y les dijo:
– Para mí, sólo es un cuervo; pero él, se cree águila.
Acéptate tal como eres, así, único y perfecto, y no intentes ser otro.
Fuente: fábula de Esopo, el escritor famoso de la antigua Grecia
Un cuento muy sabio.Comparto con tu permiso
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Claro que sí! Gracias 🙂
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Yo tengo en mi blog esta y otras fábulas de Esopo colgadas, me encantan.Un cordial saludo
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Sí, ya he visto! Las fábulas de Esopo siempre me recuerdan a mi abuela y por eso a mi también me encantan! Un abrazo Mariloli 🙂
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