Cada palabra que se pronuncia, es un decreto que se manifiesta en lo exterior. Positivo, o negativo. Dependiendo si es positivo o negativo así se manifestará. Si es contra el otro, es lo mismo que si lo estuvieras decretando contra ti, se te devuelve. Si es bondadoso y comprensivo hacia el otro, recibirás bondad y comprensión de los demás hacia ti. Todo nos regresa, así que cuidemos más de lo que damos y enviamos que de lo que recibimos.
Cada vez que te encuentres diciendo una frase negativa, sabrás qué clase de concepto tienes arraigado en el subconsciente, sabrás qué clase de sentimiento obedece: temor o desamor; córtalo, bórralo, si no quieres continuar manifestándolo en tu exterior. Al poco tiempo de esta práctica, notarás que tu hablar, es otro. Que tu modo de pensar es otro. Tú y tu vida, se estarán transformando por la renovación de tu mente.
Una palabra produce heridas más grandes en el alma, que las que pueda hacer un cuchillo en el cuerpo. Las puñaladas se sanan en semanas o meses, pero las palabras lanzadas al aire, a veces no sanan.
Si venimos de un pasado negativo, si hemos tenido muchos fracasos en la vida, cambiemos el vocabulario, aprendamos y entrenémonos a declarar palabras de bendición sobre nuestras vidas, a bendecir a nuestros padres, hermanos, amigos, hijos… a darles cumplidos y animarlos cuando hacen algo bien y declararles cosas positivas en su vida para que esa energía, esas bendiciones, se conviertan en aliados espirituales que los lleven adelante en el camino de la vida.
Hablamos de lo que tenemos adentro. Así que no solamente tenemos que cuidar las palabras que decimos, sino también las que oímos. Cuando escuches conversaciones negativas, no afirmes nada de lo que expresen. Piensa “no lo acepto, ni para mí, ni para ellas”. Las palabras tienen espíritu; y como tienen espíritu, tienen intención, o propósito. Tal vez no te das cuenta, cuando hablas, porque estás distraído. Entonces sueltas la lengua y la intención de la palabra que sale es la del espíritu que te gobierna. ¡Toda palabra tiene intención! ¡Toda palabra tiene espíritu!
Las palabras que se utilizan para elevar, motivar, para comprender, tienen un significado mucho más allá de simples letras entrelazadas. Tienen el poder de cambiar cómo se siente una persona o tú mismo. También son importantes las palabras que nos decimos a nosotros mismos. Su impacto emocional puede definir una vida o cambiar una actitud.
Las palabras nos pueden inspirar para alcanzar los objetivos o nos pueden detener de intentarlo. Cuando dices que no puedes, quieres decir que no lo vas a hacer. Su significado es claro, si piensas que no puedes, es muy probable que no puedas. El poder de las palabras es psicológico.
Las palabras te ayudan, te potencian y te dan el poder de hacer cambios saludables y positivos en tu vida, son como un cable que lleva energía. Pongamos atención a todo lo que decimos, para que no nos sorprenda si lo vemos ocurrir.
Totalmente de acuerdo, Estrellita 😉
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Muchas gracias Isa!!! Cada vez estoy más atenta a lo que digo, hacia el exterior y en mi diálogo interno!!!!
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