
Un día algo pequeño apareció. El hombre se sentó y observó por algunas horas como
la mariposa luchaba, forzando su cuerpo a través de la pequeña apertura del capullo.
Parecía que no había ningún progreso. Era como si la mariposa no pudiera salir. Estaba atascada.
El hombre en su bondad decidió ayudar a la mariposa. Tomó unas tijeras y cortó lo que faltaba para que saliera el pequeño cuerpo de la mariposa. Y así fue, la mariposa salió fácilmente.
Pero su cuerpo era pequeño y retorcido, y sus alas estaban arrugadas. El hombre continuó observándola en espera de que en cualquier momento la mariposa estirara las alas. Pero nada pasaba. De hecho la mariposa pasó el resto de su vida arrastrándose en su retorcido cuerpo, sin poder volar.
Lo que el hombre no entendió, a pesar de que lo hizo movido por su corazón y urgencia,
es que el pequeño capullo y la lucha requerida para salir del pequeño agujero era la manera en que la naturaleza inyectaba fluidos desde su cuerpo hacia las alas, de manera que se fortaleciera, para alistarla para volar y tomar la libertad. Libertad y vuelo sólo vendrían después de la lucha.
Privando a la mariposa de la lucha, el hombre la privó de su salud y libertad.
Triste y real .
Muy bueno
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Muchas gracias Jordi! Así es 🙂
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Que historia tan cierta.
Me encanta todo lo que escribes.
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Muchas gracias Marieta! Tus recetas son fabulosas!!!! Gracias 🙂
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Nos dejamos llevar por la buena fe y en más de una ocasión hacemos más daño que bien. Qué trabajito nos cuesta observar, escuchar y esperar. Un cordial saludo
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