LOGO CEIBA BLANCOMuchas veces hemos visto un colgante o un dibujo en forma de árbol, con sus ramas, tronco y raíces, dentro de un círculo o de forma circular. Ese es el árbol de la vida, no es un árbol concreto y con un único significado sino que es un concepto cargado de simbología y que tiene relación con distintas esferas.

Varios árboles de la vida se relatan en el folclore, la cultura y la ficción, muchas veces relacionados con la inmortalidad o la fertilidad. Tenían su origen en el simbolismo religioso o filosófico. Lo encontramos con ligeras variantes desde la antigua Mesopotamia, pasando por Egipto, hasta el Cristianismo, el Budismo, el Hinduismo o el Islam.

arbol de la vida chinoEn la mitología china, una escultura de un Árbol de la Vida representa un fénix y un dragón; el dragón representa a menudo la inmortalidad. Una historia taoísta habla de un árbol que produce un melocotón cada tres mil años. El que come el fruto recibe la inmortalidad.

En la cultura Celta los árboles son muy importantes porque les ofrecen protección, cobijo, leña para las hogueras… Los árboles son la esencia de la vida, cada especie de árbol tenía su propio espíritu.

El árbol es símbolo del cosmos, de la vida inagotable, de la realidad absoluta, un símbolo del «centro», y por su verticalidad se convierte en el eje del universo, punto de intersección de los niveles cósmicos y, por tanto, capaz de unir el cielo, la tierra y el infierno.

arbol sagrado.jpgLos árboles se han considerado como un símbolo sagrado porque por un lado simbolizan al hombre, que sería el eje vertical del tronco, sustentado en la tierra por el Cielo; por otro porque tiene en sí la idea de toda la cosmogénesis al representar todo lo creado como producto de la interacción entre lo Celeste y lo Terrestre; y finalmente porque en su ciclo vital el hombre puede intuir su realidad inmortal, pues a partir de la semilla que genera el árbol, cuando acabe su ciclo, volverá a renacer de una nueva semilla.

El árbol es el símbolo de la regeneración perpetua, y por tanto de la vida en su sentido dinámico. Está cargado de fuerzas sagradas, en cuanto es vertical, brota, pierde las hojas y las recupera, y por consiguiente se regenera; muere y renace innumerables veces, está en una evolución continua, por eso se le considera también símbolo de la unión de lo continuo y lo discontinuo.

El árbol en sí representa la espiritualidad, la conexión entre el cielo y la tierra, entre lo divino y lo humano.

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