Empecemos por ponernos en situación, recuerda tu cuerpo hace 5-10-20 años… ¿Cómo era? ¿Cómo ves ahora ese cuerpo? La mayoría seguramente lo veáis mejor de lo que lo veíais en ese momento. Mirando fotos antiguas solemos pensar, “pues no estaba tan mal”. Y es que no lo estás. El problema es que somos incapaces de ser objetivos y distanciarnos para ser jueces justos de nuestro cuerpo.
Nuestra sociedad, como todas, tiene sus propios criterios de belleza, sus cánones, y los medios de comunicación se encargan de difundirlos. Pero lo que ocurre es que a nosotros no se nos pasa por la cabeza evaluar que hay detrás de eso… Y os puedo decir que son intereses económicos o políticos de algún tipo seguramente. Los cánones de belleza son intencionadamente distantes de la realidad…
Bombardeadas desde una edad muy temprana difícil es que no nos veamos influenciadas de alguna manera. Pero no es imposible. El amor no lo puedes buscar fuera, el amor proviene de dentro, por mucho que te digan “guapa”, si tú no te lo crees de nada servirá. Hoy vamos a aprender a amar el propio cuerpo.
Los consejos:
- Evalúa el motivo de tu insatisfacción: ¿A quién no le gusta tu cuerpo? ¿A ti o a los demás? Porque no es lo mismo.
- No te expongas a la manipulación de los medios: procura no estar todo el día mirando revistas de moda, de dietética, programas de modelos o de ropa. Evita exponerte a imágenes irreales de belleza. Y no lo olvides: todas utilizan photoshop, cantidades industriales de maquillaje y la mitad pasan sus vidas metidas en un gimnasio, con estrictas dietas y en un alto porcentaje de casos con trastornos alimentarios severos.
- Céntrate en la función de tu cuerpo y no en la forma: reconoce todas las cosas que tu cuerpo puede hacer independientemente de su forma, color, peso, etc… No hagas ejercicio sólo para perder peso, estar más delgada o mejorar una parte del cuerpo, eso vendrá solo, hazlo por salud.¡Deja de centrarte en lo que no tienes y observa todo lo que sí tienes!
- Busca tus puntos fuertes y poténcialos: no sirve de nada machacarnos en algo que se nos da mal hasta que conseguimos sentirnos peor. ¿Eres buen bailarín? Apúntate a danza, ¿Eres rápido? Ves a correr, ¿Eres fuerte? A por las pesas del gimnasio, ¿Eres de mano rápida? Apúntate a boxeo, ¿Te gusta nadar? Pues a la piscina. Potencia lo que te gusta como forma de trabajar el cuerpo. Si ya nos cuesta hacer ejercicio más difícil será si nos metemos en algo que se nos da fatal.
- Acicálate, arréglate: pero a tu manera, busca un estilo que favorezca tu fantástico cuerpo, aquella ropa que te siente bien y te guste a ti, el mejor traje que uno puede llevar es el de la confianza, y la confianza es creerse uno mismo que vale, así que deja de vestirte para los demás.
- Deja ir las fantasías sobre el cuerpo ideal: si nos pusiéramos a pensarlo y pudiéramos elegir un cuerpo a la carta, seguramente todos acabaríamos cambiando algo, pero al final eso también nos sabría a poco. ¿Ideal, para quién? Déjalo ir, nadie es perfecto (nadie). Eres lo que eres y eso no va a cambiar, deja de fantasear sobre ser alguien diferente y empieza a aceptar como eres en el presente. Seguramente tengas algo que otra persona desearía tener, céntrate en todo lo positivo que hay en ti.
- ¡Cuídate! Cuando algo no nos gusta lo desatendemos. Preferimos no verlo. Tu cuerpo se merece las horas de sueño necesarias, una dieta saludable (y con dieta no me refiero a dieta de adelgazar sino a dieta general saludable), algo de ejercicio y ¡mimos! Un cuerpo que nos desagrada nos llevara a negligencias hacia él y esto no hará sino empeorar el problema.
- Aceptate y quierete: aceptar no es conformarse, hay gente que tiene miedo a quererse tal y como es porque eso les llevará a perder la motivación para hacer ejercicio o cuidarse. Esto es falso. Puedes amar tu cuerpo y seguir viéndolo como un trabajo en progreso.
Voy a proponeros una lista de ejercicios para trabajar la imagen corporal y la autoestima que de ella depende:
-Cada vez que te mires al espejo permítete sólo palabras positivas, halágate, aunque al principio te salga forzado o cueste. Una frase muy buena para repetir cada día: “Me quiero y me acepto tal y como soy”.
-Haz una lista con las cosas que te gustan de tu cuerpo. Luego escribe una lista de formas de potenciar esas áreas. Por ejemplo, me gustan mis manos, lo potencio pintándome las uñas, me gusta mi escote, lo potencio con cierto tipo de camisetas. Hay que presumir de los atributos.
-Escríbele una carta a tu cuerpo o simplemente díselo, agradeciéndole ser como es y las cosas que te permite hacer. Halágale en todas su partes positivas y, como si de una persona se tratara, quítale importancia a lo negativo, hazle ver que no es tan malo.
-Exponte a toda situación que evites. ¿Te avergüenza ir en biquini? Pues cada día póntelo 5-10-15 minutos por casa, en el jardín, etc… cuando lo hayas dominado… ¡a la playa un rato! Y de nuevo lo mismo. ¿Te da vergüenza llevar faldas? Más motivo para llevarlas. Haz una lista de todo lo que temes o evitas y poco a poco afróntalo, veras que se vive mejor con seguridad.
– Vístete con luz y delante de un espejo (este ejercicio es algo más avanzado). Al principio puede no gustarte pero el cuerpo es tuyo y debes poder admirarlo sin malas sensaciones, repite el ejercicio hasta que lo consigas. Un truco es centrar (al principio) la atención en las partes que más te gustan o empezar en ropa interior.
Un matiz importante es que estos ejercicios son para personas sin trastornos alimentarios ni psicológicos, en estos casos no recomiendo hacerlos a no ser que se refuercen con otros o se incluyan en un programa terapéutico, de lo contrario pueden ser contraproducentes. Y de nuevo, el ritmo lo marcas tú, si un ejercicio es demasiado empieza por los más fáciles y repítelos las veces que sean necesarios.
Fuente: omicrono.elespanol