mono sonriendo¿Sabías que cuando ves a alguien sonreír, tu comportamiento inmediato es devolverle la sonrisa? Como si fuera una conducta espejo. Una persona por la calle, conocida o no, te sonríe y tú se la devuelves. Y este simple gesto tiene varios beneficios:

– Primero, te sientes bien porque alguien te ha sonreído. Interpretas que ha sido amable contigo y que se ha esforzado para hacerte sentir bien. Y esto te reconforta.

– Tú le devuelves la sonrisa, y al sonreír, los músculos del área entorno a tu boca envían información propioceptiva al cerebro, y en su lenguaje, le dicen que: “tú estás feliz”. Por lo tanto, el cerebro vive una experiencia placentera e interpreta “me siento bien”.

– Sentirte bien es lo contrario de estar triste y/o amargado. El hecho de sentirte bien genera una cadena de acciones optimistas. Si te sientes bien, te apetece hacer cosas, emprender, hacer deporte, llamar a un amigo, etc.

– Esa cadena en la que empiezas a movilizarte y a llevar el rumbo de tu vida, provoca oportunidades y te abre puertas.

sonrisa amarillaCada vez que sonríes, aunque sea una sonrisa forzada, tus músculos avisan a tu cerebro. Le informan de que estás a gusto. Cuando los músculos del área entorno a la boca se fuerzan hacia arriba, la información que el cerebro recibe significa “me siento bien” y esa interpretación genera un circuito: si sonrío estoy bien, si sonrío estoy feliz,  te cuelgas la etiqueta de que “estás bien” y te comportas como el que se siente bien. Te pones en marcha, sales de casa, haces cosas, en definitiva, estás activo y con la mente abierta, tal y como se comporta una persona optimista.

Lo mismo ocurre cuando el área entorno a la boca está hacia abajo. El cerebro recibe información de los músculos, e interpreta “estoy mal”. Si estoy mal, mi estado anímico es el de la tristeza y si estoy triste me siento apagado y no tengo ganas de hacer nada. Me encierro en casa, no propongo, no hago, no llamo a los amigos, no comparto, etc.

Diversos experimentos, publicados Richard Wiseman, demuestran que cuando fuerzas la sonrisa, se producen beneficios fisiológicos. El cerebro interpreta que si sonríes, estás feliz y libera sustancias que también te provocan placer. Y esto se convierte en un círculo que se retroalimenta.

Uno de los ejercicios que propone es mantener un lápiz entre los labios y mandíbula, apretando, de tal forma que fuerce la sonrisa y los músculos que intervienen en ella, durante diez minutos.

sonrisaY otro que te propongo es que llenes tu casa de grandes caritas sonrientes, y oblígate a devolverles la sonrisa cada vez que te encuentres una en la puerta del baño, en la nevera, en tu espejo… De ésta forma ejercitarás el músculo de la sonrisa y tu cerebro empezará a interpretar esa información como que estás bien. Trabajar la sonrisa no cambia tus circunstancias, ni tus problemas, pero seguro que sí mejora tu estado de ánimo, y te enfrentarás a ellas de una forma más eficaz.

Ceiba Terapias

Fuente: Optimismointeriorbruto